
¿Podrá Max Verstappen reconquistar la cima de la Fórmula 1?
El dominio casi hegemónico que Max Verstappen y Red Bull Racing han ejercido sobre la Fórmula 1 en las últimas temporadas parece haber llegado a un punto de inflexión en 2025.
Y es que la imagen del piloto neerlandés cruzando la línea de meta con una ventaja casi insultante se ha vuelto menos frecuente, y más bien se ha reemplazado por una donde se encuentra luchando constantemente en la pista mientras equipos como McLaren han surgido como los nuevos contendientes.
Este escenario ha sacudido el paddock y, sin duda, ha redefinido las expectativas, convirtiendo cada Gran Premio en un evento impredecible que capta la atención de millones y añade una nueva capa de emoción a las apuestas deportivas, donde las cuotas por una victoria de Verstappen ya no son una certeza absoluta.
Sin embargo, todos estamos conscientes de que el piloto neerlandés es una bestia tras el volante, por lo que la verdadera pregunta es cuándo podrán Verstappen y su escudería revertir toda esta situación y reclamar su trono.
Los talones de Aquiles del RB21
Durante años, la genialidad de Adrian Newey en el diseño aerodinámico de los monoplazas de Red Bull les otorgó una ventaja competitiva decisiva. Pero con la llegada del nuevo reglamento técnico, la actual generación de coches ha revelado grandes debilidades en el concepto del equipo de Milton Keynes.
El principal problema del RB21 no se encuentra en su rendimiento en curvas de alta velocidad, pues, de hecho, sigue siendo un monoplaza formidable en ellas, pero cuando se trata de trazados urbanos y circuitos con baches y pianos altos, su comportamiento deja mucho que desear.
El coche se ha mostrado excesivamente rígido, con una suspensión que no logra absorber las irregularidades del asfalto de manera eficaz. Esto se traduce en una pérdida de tracción y, en especial, en una falta de confianza para los pilotos al momento de atacar los pianos, un elemento crucial para marcar tiempos de vuelta rápidos.
Mientras McLaren, con su MCL39 ha logrado un equilibrio envidiable que les permite ser rápidos en todo tipo de condiciones, Red Bull lucha por encontrar una ventana de configuración óptima para estos trazados.
El propio Verstappen se ha quejado al respecto y ha declarado que el coche se siente como “conducir sobre raíles” en los baches, impidiéndole exprimir todo su potencial y el del monoplaza.
Una tormenta interna y fuga de cerebros
A estos problemas técnicos sobre la pista se le suma el revuelo interno en Red Bull. Algunas de las figuras claves, como el propio Adrian Newey, terminaron saltando del barco, mientras que las tensiones internas reportadas a principio de la temporada han desviado el foco de lo puramente deportivo.
Y cuando se trata de la Fórmula 1, la estabilidad y la cohesión de un equipo es fundamental, pues cada milésima de segundo cuenta, por lo que la sinergia entre ingenieros, mecánicos y pilotos es simplemente vital.
Tampoco podemos olvidarnos de que Red Bull Racing no cuenta con un segundo piloto que presione consistentemente a los líderes y sirva de respaldo estratégico, lo cual ha sido otro de los factores para el ocaso de la escudería.
Si bien es cierto que Sergio “Checo” Pérez tenía actuaciones destacadas, su rendimiento terminó descendiendo hasta el punto de dejar a Verstappen solo en la batalla contra las duplas de McLaren y Ferrari en múltiples ocasiones. Ahora, la historia ha vuelto a repetirse con Yuki Tsunoda, quien tuvo un rendimiento considerable en sus primeras carreras con Red Bull Racing, pero después de varios incidentes, la pérdida de confianza con su monoplaza se ha hecho notar.
Es más que evidente que, para que Red Bull pueda volver a tener el dominio de la pista, es necesario que ambos coches operen al máximo y se mejoren las estrategias de equipo para que puedan contrarrestar la creciente amenaza de sus rivales.
¿Qué necesita Verstappen y Red Bull?
La reconquista de la cima no será una tarea sencilla y requerirá un esfuerzo concertado en múltiples frentes.
En primer lugar, el equipo técnico de Red Bull debe encontrar una solución a los problemas de rigidez, subviraje, degradación y temperatura de neumáticos y, en especial, a la falta de equilibrar los datos del túnel de viento con los datos de la pista.
Por su parte, Max Verstappen necesita lo que todo piloto de élite anhela: un coche que le brinde confianza absoluta para llevarlo al límite en cada centímetro del asfalto. Su talento es incuestionable, y en condiciones de igualdad, pocos dudan de su capacidad para ser el mejor. Sin embargo, la frustración de luchar contra las limitaciones de su propia máquina puede llevar a errores inusuales y, en muchos casos, a que simplemente el coche no pueda hacer frente al enorme dominio del monoplaza de McLaren.
Sea como sea, la temporada 2025 está lejos de terminar, y subestimar la capacidad de reacción de Red Bull Racing sería un error. Han demostrado en el pasado ser capaces de sobreponerse a la adversidad, pero aun así, lo que sí está claro es que por ahora la era del dominio absoluto de la escudería ha terminado.